lunes, 16 de septiembre de 2013

El cáncer de piel en las mujeres

El cáncer de piel se convierte en el principal responsable de las muertes de mujeres jóvenes entre 20 y 30 años.

Cada año las campañas de concienciación se suceden, algo de lo más normal cuando ahora se sabel que el cáncer de piel es la principal causa de muerte entre las féminas más jóvenes.

No nos cansaremos en repetir que la protección solar no es algo voluntario, sino obligatorio, y mucho más si vamos a hacer una exposición solar directa de nuestra piel, como cuando vamos a la playa, la piscina, etc. En nuestro día a día también es importante usar cremas con SPF no sólo en el rostro, sino también cuello y manos, a parte de por ser precavidos en el tema del cáncer de piel, sino también para evitar el envejecimiento prematuro de la piel.

El cáncer de piel principal responsable de las muertes en mujeres jóvenes. Otra de las recomendaciones habituales son las exploraciones cada poco tiempo de los lunares y manchas, y prestad mucha atención si vemos que alguna ha cambiado de color, forma o tamaño. En caso de que se haya producido una de estas alteraciones, lo recomendable es acudir de inmediato al médico y consultarlo con él.

La revisión periódica de los lunares la podemos hacer con nuestra pareja, pues es más fácil detectar cambios en el cuerpo de otro que en el propio, por si el lunar o la mancha está en un lugar poco accesible o que pasa inadvertido a la propia vista.

Sabiendo que el cáncer de piel es una de las causas que más muertes causan entre las mujeres jóvenes, conviene estar alerta y no dejar pasar nuestras recomendaciones.
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Melanoma en los ojos

Acudir al oftalmólogo una vez al año es clave para prevenir la aparición del melanoma ocular, un tumor poco común, pero que puede extenderse a otras partes del cuerpo y hasta causar la pérdida de la vista si no se trata a tiempo. Aprende por qué aparece y cómo prevenirlo.

El melanoma es un tumor que se genera cuando las células que producen la melanina trabajan en exceso y está relacionado con la... continua exposición al sol. Aunque es más común en la piel, en los ojos también ocurre y hay que estar muy atentos pues no siempre se nota a simple vista, lo que hace difícil su diagnóstico.

Este tipo de tumor suele presentarse entre los 60 y 70 años y los factores de riesgo aumentan dependiendo del color del iris o cuando hay ciertas enfermedades relacionadas con la melanina.

Tener un iris claro, como azul o verde, hace que la persona sea más propensa. También es más frecuente que se presente en personas que sufren de nevus displásicos, enfermedad cutánea relacionada con muchos lunares que crecen y pueden transformarse en malignos.

No todos son iguales

Hay tres zonas en las que puede aparecer el melanoma: el iris, la coroides (capa interna que se localiza detrás) y el cuerpo ciliar (parte que se encarga de producir el líquido que mantiene la presión del ojo).

El del iris es el único tumor que se suele ver porque está en la parte exterior y luce como un lunar. En ese caso, hay que acudir al doctor inmediatamente porque puede crecer y comenzar a deformar la pupila. Las otras dos zonas es más complicado pues en muchas ocasiones, no se detecta hasta que se presentan síntomas, lo que significa que su tamaño ya es considerable.

Entre los síntomas están la visión borrosa, la deformación de la pupila o que cambie la posición del globo ocular en la cuenca del ojo. Si es afectado un músculo, el ojo deja de moverse bien, pero esos son casos muy avanzados.

Adentrarse en el ojo

La clave para detener el crecimiento del tumor a tiempo es localizarlo. Para hacerlo, se revisa el ojo detalladamente en cada una de sus zonas.

Primero se mira con una lámpara de hendidura. Es como un microscopio de grandes aumentos con el que podemos detectar cualquier alteración del iris. Después, se dilata la pupila para apreciar la parte posterior. Se observa la retina y se hacen fotografías.
Una vez que se ha encontrado el melanoma, hay que determinar cómo debe ser tratado pues, esto depende de su localización y tamaño.

Tratarlo a tiempo y con sus riesgos

Los tumores muy pequeños solo requieren de observación fotográfica cada cuatro o cinco meses para asegurarse que no están creciendo e incluso, se pueden retirar con cirugía si se encuentran en el iris.

Sin embargo, cuando el melanoma está creciendo o ya es grande al momento de ser detectado, es necesaria la radioterapia y, en casos extremos, la quimioterapia.

La radioterapia consiste colocar una placa con yodo radioactivo sobre el tumor y se trata directamente la zona. Cuando el melanoma es interno y de gran tamaño, se recurre a la quimioterapia.

Aunque es verdad que ambas técnicas pueden ser agresivas con el ojo, la especialista apunta que es mejor tratar de retirar el tumor que dejarlo, pues hay riesgo de que se extienda a otras partes del cuerpo.

Muchas veces, quitarlo significa sacrificar agudeza visual o, cuando el tumor está muy cerca del nervio, también se puede perder la vista por completo pero, al no hacerlo, se corre el riesgo de metástasis.

Gafas oscuras: más que moda, protección

El uso de unas buenas gafas durante la exposición al sol ayudan a que los ojos estén protegidos, lo que disminuye las posibilidades de que se produzca el melanoma.
Cualquier lente que vendan en una óptica y que sea de calidad funciona. Que no sea plástico y que tenga filtro contra los rayos UV.